Manchas… ¿qué puedo hacer?

Si quieres una piel uniforme y sin manchas, lo primero es determinar de qué tipo son. Y eso sólo lo sabrás con la ayuda de un especialista en tratar la piel. Una vez examinadas, ya se puede trazar un plan para lograr la piel que deseas. 

En Alissa nos tomamos muy en serio el problema de las manchas: su tratamiento, su prevención y la revisión de lesiones sospechosas de patologías. Contamos con la experiencia de una especialista en Dermatología para resolver dudas y tratar de forma adecuada cada lesión cutánea. 

Recordemos que las manchas en la piel son consecuencia de una distribución irregular de la melanina y de los melanocitos, las células que la producen, para protegernos de los rayos solares. Para eliminar las manchas se necesita un tratamiento que también incluya una reeducación cutánea y personal para aprender a exponerse al sol de la forma adecuada, para recibir sus beneficios sin sufrir sus consecuencias negativas.

 En la piel podemos encontrar diferentes tipos de manchas:

-Pecas o efélides: estas acumulaciones redondeadas de pigmento parduzco no son uniformes, aunque con un número relativamente normal de melanocitos. Se manifiestan en personas de piel blanca con una predisposición genética a que aparezcan en las zonas del cuerpo expuestas a la luz, y se intensifican con la radiación solar. 

-Lunares o nevus: En este caso existen acumulaciones de mayor número de melanocitos que afectan a las diferentes estructuras de la piel. En función de sus características, tenemos diferentes tipos de lunares. Es importante su revisión dermatológica, especialmente cuando manifiestan crecimiento, asimetría, cambios de coloración o con coloración no uniforme,  bordes irregulares o cambios recientes.

-Melanoma: Es un tumor maligno de crecimiento progresivo que puede confundirse con un lunar. Tiene aspecto de mancha pigmentada, de crecimiento asimétrico, de bordes imprecisos e irregulares y coloración intensamente pigmentada con zonas que lo están menos o incluso con tonalidades azuladas. Es una lesión que parece ir en aumento.

-Léntigos simples y solares: Su coloración parduzca en forma de “lentejas” aparece en cualquier zona del cuerpo, especialmente en las zonas que han acumulado una mayor exposición al sol, como la cara y las manos. Estas pequeñas manchas redondas, bien definidas y que no cambian de color con la exposición solar se forman en la capa más profunda de la epidermis, con un aumento de melanocitos a lo largo de la membrana basal. Suelen estar asociadas a la edad y manifiestan parte del daño solar acumulado.

-Melasma: son manchas irregulares de color marrón claro o intenso que tienen influencia hormonal y una sensibilidad al sol extrema. Aparecen más frecuentemente en personas con fototipos altos, es decir, con la piel más oscura, y especialmente en mujeres jóvenes, generalmente a partir de los 30 años. Se producen o agravan en el embarazo (cloasma), la toma de anticonceptivos o la menopausia. Suelen aparecer simétricas, en ambos lados de la cara, frente, labio superior, mejillas. En función de la profundidad a la que se encuentre la melanina irregular podemos hablar de melasma epidérmico, cuando se asientan en la capa basal, y sus bordes están bien delimitados afectando sobre todo en la zona central del rostro. A más profundidad se sitúa el melasma dérmico, con bordes difusos en la dermis superficial y se ubica habitualmente en la región del hueso cigomático. El melasma mixto combina características de ambos.

-Vitíligo: son manchas intensamente blanquecinas que tienen un origen autoinmune. Están bien delimitadas y se distribuyen simétricamente generalmente alrededor de los ojos y boca en rostro, manos y piernas.

Cuando buscamos conocer el origen de las manchas, suelen aparecer su relación con la ingesta de medicamentos, cambios hormonales, una predisposición personal o también estados de inflamación en la piel, pero siempre asociado a la exposición solar sin la protección adecuada. Estas circunstancias provocan en la piel una sensibilidad especial a la radiación ultravioleta, y muchas veces sólo se percibe tiempo después cuando aparecen las manchas.

Uno de los principales tratamientos para las manchas es la prevención: es imprescindible usar la protección adecuada a la exposición solar recibida. Además, en verano es necesario extremar la protección y evitar las horas de mayor incidencia solar. También debemos tener en cuenta que las pantallas tecnológicas también emiten radiaciones que pueden afectar a personas que tengan una predisposición especial, o que estén tomando medicamentos fotosensibilizantes. En estos casos las manchas deben prevenirse todo el año.

No existe un único tratamiento y se pueden combinar varias técnicas en diferentes fases. Los actuales tratamientos son cada vez más efectivos y menos agresivos. Utilizamos diferentes peelings despigmentantes que ayudarán a desprender las células pigmentadas, terapia LED en combinación con extractos reguladores de la melanina, y láser y/o luz pulsada optimizada para eliminar las acumulaciones de pigmento y ayudar al aclaramiento progresivo de la piel. También existe un tratamiento oral a base de ácido tranexámico que da muy buenos resultados. Siempre debe ir acompañado de una buena preparación cutánea y la aplicación diaria de protección solar y productos específicos en cada caso que ayuden a regular y controlar la formación de melanina.

 

Cuando existe una sensibilidad que da lugar a manchas por causas inflamatorias, conviene antes de nada fortalecer la piel, ajustando los cuidados que puedan restaurar las funciones alteradas. Cuando es así, ayudar a desinflamar y lograr la homeostasis es la primera etapa.

En algunos casos con una sola sesión será suficiente, en otros se necesitará bastante tiempo y constancia para borrar las manchas, además del estricto cumplimiento de las pautas adecuadas.

 Para eliminar las manchas y evitar su reaparición es necesario mantener los cuidados a lo largo de todo el año, tanto con sol como sin él.


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