Al acercarse el Día de la Madre se hace evidente que la maternidad es uno de los gestos más generosos que existen. Dar la Vida, entregar y permitir que la Vida fluya es amor en estado puro.
¿Qué hay más grande que dar vida? Se podría decir que llenarla de amor. Y eso también lo hacen las madres.
En las caricias maternales aprendemos la importancia del tacto como transmisor de contacto humano.La piel es donde se aprende el lenguaje del tacto, desde edades muy tempranas a lo largo de todas las etapas.
En la maternidad está la esencia de la vida. Pero llenar esa vida de amor, trabajándolo para adaptarlo a cada momento y etapa vital es también trabajo para toda la vida. Es el arte de crear y extraer el néctar de una flor sin que se dañe.
El amor de una madre es muy grande, fuerte y generoso, aunque no sea perfecto en algún momento. Porque aprender el lenguaje de cada hijo es una asignatura permanente.
Las abuelas decían “un hijo es para siempre” y es que en tu vida TODO cambia, tu cambias por completo, tus ideas, prioridades y cualquier previsión de poco servirá. Porque el camino que comienza con él o con ella se va construyendo piedra a piedra, momento a momento, y todo lo que creas saber no te servirá de nada.
A través de los ojos de tu hij@ pasas a vivir en una nueva tierra, donde tu hij@ es tu hogar y comienzas a hablar en un idioma que sabe a caricias, abrazos y cariño que te da un nuevo brillo en los ojos. Cada hij@ es un nuevo comienzo.
Cuando tu ser se abre y sale de ti una nueva vida entras literalmente en otra dimensión, de la que ya no hay vuelta atrás…ni la quieres.
Cada hijo es un nuevo centro de gravedad, con el que mueves tu entorno hasta adaptarlo. Ser madre implica muchas renuncias, sacrificios, preocupaciones y desvelos. Y el mayor miedo está en no irse primero.
Con cada hijo surgen nuevos retos, diferentes necesidades que es necesario desvelar. A veces puede ser doloroso el aprendizaje que debes hacer con cada hijo, hasta que comprendes que “los hijos no vienen con manual de instrucciones” y “que lo que aprendiste con uno no te sirve para otro”. Por algo se dice que la sabiduría popular es conocimiento vital acumulado.
Es cierto que a priori nada se sabe con respecto de un hijo, pero sólo confiando en el instinto y en el amor que sientes se pueden atravesar las dificultades.
Este es un homenaje a todas las madres que además de transmitirnos la vida nos han enseñado valores como el respeto, el cuidado, la superación, saber aguantar el esfuerzo, marcarnos metas…a avanzar a pesar de las dificultades…va por vosotras, y por qué no, por nosotras, las que ahora sostenemos el desarrollo de las siguientes generaciones…
Ole por mi madre, por la tuya, por la nuestra y por la de tod@s
Es cierto que para transmitir amor maternal no es imprescindible parir: todos conocemos a muchas personas que no han tenido hijos pero que han regado el mundo con amor maternal de muchas formas: con enseñanzas, con apoyo y ayudas de toda índole. ¡Este homenaje va también por ellas!
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