La utilidad de los cosméticos va mucho más allá de mejorar el aspecto y la apariencia física.
El origen de la palabra cosmético proviene del griego y podría traducirse como algo relacionado con la «belleza y orden universal». Ya en los pueblos primitivos los cosméticos tenían un carácter mágico, religioso y medicinal al utilizarse como una forma de curar, de dotar de buen ánimo y fortaleza.
En la actualidad, la cosmética es una disciplina de las ciencias de la salud donde se han volcado multitud de conocimientos, investigaciones y descubrimientos del campo de la química, la biología, la psicología y la medicina.
Uno de sus objetivos fundamentales es mantener el equilibrio en todas las funciones de la piel, tanto físicas como psíquicas, y restaurar su enorme potencial de auto-reparación. Al reconstruir las estructuras biológicas deterioradas, nuestra piel puede desempeñar de forma más eficaz su función protectora y de adaptación al entorno.
El buen o mal estado cutáneo se debe, entre otras cosas, a lo que se aplica externamente sobre ella. La aplicación de los cosméticos se utiliza como sinónimo de mejora del orden y la armonía, y en consecuencia, de la belleza. No se trata de utilizar muchos productos, si no los que realmente se necesitan, aplicándolos de forma eficaz y personalizada. El mejor de los productos, o incluso el más caro, puede tener un resultado negativo para la piel cuando no se ajusta a sus características y necesidades de cada momento.
Actualmente los profesionales del cuidado de la piel logramos rehabilitar y reconstruir el buen funcionamiento cutáneo con las terapias y los cuidados que la piel necesita en cada momento y etapa biológica. Esto se traduce en un mejor aspecto del cuerpo y en más belleza del rostro, en un mayor equilibrio, manteniendo el mejor estado durante el mayor tiempo posible.
La armonía física tiene un impacto muy importante sobre un@ mism@ y sobre las personas que tenemos a nuestro alrededor. La belleza y el bienestar ya no se consideran un lujo, sino que forman parte de todo aquello que hace la vida más agradable. El cuidado físico disminuye el estrés y la tensión, aumentando la vitalidad y el rendimiento. Así, trabajar para mantener el equilibrio y la homeostasis física se equipara a dirigir bien la propia vida, mejorar la salud y enfocarse en la paz de espíritu, la armonía familiar y todos los aspectos que nos hacen más felices. El buen ánimo y la apreciación positiva son vitaminas que necesita todo ser humano, aunque no se atreva a pedirlas.
En Alissa entendemos el concepto de belleza como un método de bienestar y una filosofía para mejorar cada aspecto de uno mismo, del cuerpo y de la vida en general. Sabemos que el cuidado sensorial con los cosméticos es una forma de mejorar nuestro estado de ánimo y vitalidad y que nos permite mantener una actitud positiva ante la vida. No se trata de ser más o mejor que nadie, sino de ser más un@ mism@ y desarrollar nuestra mejor versión.
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